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Cuentan con seis platos de gran valor nutritivo y muy sabrosos.
En un contexto de creciente preocupación por la seguridad y la alimentación ante estas nuevas circunstancias, Lola Zozaya y Alfredo De Lara lanzan Mitata, una empresa familiar que según sus creadores “nace con el propósito de ofrecer una alternativa de calidad en la alimentación de nuestros mayores”. La idea, sin ir más lejos, surgió cuando sus abuelos necesitaron de unos cuidados y alimentación especiales. Requerían una dieta blanda, así que su cocina de siempre había que triturarla. Por esto se pusieron manos a la obra y desarrollaron una serie de platos que ellos llaman “alta cocina triturada”, ya que solo utilizan ingredientes 100% naturales, de temporada, guisando lentamente habiendo recuperado las recetas tradicionales de sus abuelas.
De esta forma han conseguido trasmitir los valores de tradición, autenticidad y calidad de esa cocina que todos recordamos. Sensaciones que con una sola cucharada nos harán recordar agradables momentos en familia.
Tras un largo trabajo de estudio e innovación, Mitata lanzará las primeras recetas trituradas, con el fin de poder llegar tanto a mayores como a personas que necesitan de una dieta blanda, bien porque hayan tenido una cirugía bucal, de esófago, o sufran una gastroenteritis, disfagia o simplemente quieran cuidarse con un plato saludable y tradicional. Su puesta en el mercado consta de seis recetas tradicionales.
Otra de las características diferenciadoras de las recetas de Mitata es que están adaptados a una dieta especial siendo bajos en grasas saturadas, sin sal añadida, ni gluten, leche y la ausencia de almidones, aromas u otros ingredientes que nuestras abuelas no utilizan en casa.
En el cocinado está la diferencia
Pero sin lugar a duda lo que hace diferente a los platos de Mitata es el proceso de cocinado de los mismos. Como dice uno de sus lemas “Cocinamos, no procesamos”, a diferencia de lo que viene siendo habitual en el sector, Lola Zozaya y Alfredo De Lara han apostado por un proceso de cocinado artesanal, como el que llevaríamos a cabo en cualquier casa, pero en ollas de mayor tamaño y en pequeños lotes. “Guisamos lentamente con su “chup chup”, integrando los ingredientes de cada receta, tal como lo haríamos en casa”, explica Alfredo De Lara.
Una vez guisados los ingredientes se tamizan para lograr una textura natural y de apariencia y sabor absolutamente casero, algo que los fundadores de Mitata consideran de vital importancia: “Nuestro consumidor tiene que sentir que está comiendo un plato casero, con sabores reales, texturas naturales, con todos los nutrientes necesarios, con la garantía y comodidad que Mitata les ofrece”, argumentan.
Tras el cocinado y el envasado, los tarros Mitata son esterilizados al baño María sin conservantes artificiales, midiendo el Ph de cada cocinada para esterilizar cada una de ellas durante los minutos y en la temperatura exacta. De esta manera se consigue preservar los nutrientes y propiedades organolépticas de cada receta, con olores, sabores y texturas completamente caseras.