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El objetivo de estos encuentros es establecer vínculos significativos, crear un espacio de aprendizaje mutuo y de enriquecimiento personal entre las edades más jóvenes y las mayores.
Dos martes al mes, una treintena de estudiantes de cuarto de secundaria de la Escuela Joan Roig de Tarragona se desplazan hasta la residencia CleceVitam Daurada, donde les espera, con gran ilusión, un grupo de personas usuarias para llevar a cabo diferentes actividades entre jóvenes y mayores. El centro educativo y la residencia han firmado un convenio que se prolongará durante todo el curso, a través del cual se propician encuentros intergeneracionales cada quince días.
El objetivo es que tanto el alumnado como las personas usuarias se nutran mutuamente a través del intercambio de sus experiencias. Fernando del Pino, educador social de CleceVitam Daurada, afirma que el trato con otras generaciones aporta numerosos beneficios físicos, cognitivos y emocionales para la salud de los y las residentes.
“Por un lado, les permite trabajar sus habilidades sociales y comunicativas, ya que, a través de las conversaciones, pueden compartir todo su conocimiento, valores y sabiduría a las nuevas generaciones, hablar de su vida y, así, trabajar la reminiscencia y la memoria. Además, también les aporta bienestar emocional, mejorando su autoestima, vitalidad y estado anímico, porque se sienten valorados y escuchados, dos cosas que valoran mucho; y, por otro lado, les aporta beneficios físicos, ya que el contacto con la gente más joven los mantiene más activos”, detalla.
En este sentido, los residentes valoran muy positivamente estos encuentros. Roser Anguera, usuaria de la residencia, apunta que “me gustan mucho estos encuentros porque estar con gente joven me da mucha alegría y también me satisface ver que hay una juventud tan bonita que se preocupa por las personas mayores”, a quien se suma Josep Gras, también residente: “es una actividad preciosa que nos permite tener contacto con jóvenes y recordarnos la época que íbamos al colegio. Además, a los alumnos les gusta estar con nosotros, y cuando vienen a vernos pueden comprobar que, aunque ya seamos mayores, podemos hablar con ellos de lo que sea, explicarles anécdotas de nuestra época, y eso les genera mucha curiosidad”.
Asimismo, los estudiantes también se benefician de estos encuentros, porque pueden establecer relaciones más significativas con las personas mayores, conocer otras realidades, romper con los prejuicios y estereotipos de las personas mayores, practicar la escucha activa y observar las diferencias generacionales que existen entre ellos. Así lo determina Salvador Calvet, profesor del Colegio Joan Roig de Tarragona: “Muchos de los estudiantes no tienen abuelos o no los ven porque viven fuera, y a través de iniciativas como esta pueden tener contacto con las personas mayores, aprender a empatizar, a conocer otras maneras de ser, cómo se vivía antes, aprender que algunas personas mayores pueden manejar otros tiempos diferentes a los suyos, por lo que deben ser más pacientes. Con todo, es una experiencia muy enriquecedora y se han creado vínculos entre algunos residentes y alumnos muy bonitos”.
En uno de los últimos encuentros, las personas mayores compartieron su historia de vida y sus conocimientos, detallando sus orígenes y a qué se habían dedicado a lo largo de su etapa profesional. “Fue una actividad compartida muy especial, porque mientras las personas usuarias explicaban algunos oficios que ejercían y que hoy en día ya no existen; los jóvenes les comentaban aquellos nuevos trabajos a los que se quieren dedicar en un futuro”, indica el trabajador social de la residencia.
Con todo, este tipo de iniciativas conforman un pilar de la programación anual de CleceVitam Daurada que busca ayudar a combatir la soledad no deseada y el aislamiento, promover el bienestar y el envejecimiento activo de las personas usuarias, haciéndolas sentir protagonistas y partícipes de la comunidad.