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Este tipo de sala genera bienestar emocional en los colectivos con demencia, discapacidad intelectual o dificultades conductuales, mejorando la calidad de vida y el estado de ánimo de las personas usuarias.
Lavanda. Es uno de los olores que ambienta una pequeña sala de la Residencia CleceVitam Ponent, ubicada en el centro de Lleida, que se ha convertido en un oasis de paz para los sentidos y las emociones de las personas usuarias. Es la llamada sala Snoezelen, un espacio privado, que comparten periódicamente el usuario y el especialista en psicología del centro, en el que, a través de estímulos controlados, se realiza una terapia innovadora que facilita la exploración, el descubrimiento y el disfrute de diferentes experiencias multisensoriales. Todo esto con el objetivo de ralentizar el deterioro cognitivo y mejorar la calidad de vida y el estado de ánimo de las personas mayores, a corto y medio plazo, tengan o no patologías como deterioro cognitivo severo, demencia, discapacidad intelectual, alteraciones sensoriales o dificultades conductuales.
"Toda la sala está adaptada para ofrecer experiencias para los sentidos, dándoles un espacio sin tiempos ni ritmos marcados, al mismo tiempo que permite tener un vínculo más cercano entre terapeuta y persona usuaria", detalla Ricardo Saavedra, psicólogo del centro. En este sentido, la sala Snoezelen busca despertar sensaciones primitivas, intensas, holísticas y de alto contenido emocional para estimular las capacidades y mejorar el rendimiento funcional, tanto motor como cognitivo, sensorial y psicosocial de las personas usuarias. Pero para llegar a este punto, primero, es necesario crear una atmósfera relajada y agradable.
El término Snoezelen tiene su origen en las palabras holandesas ‘snuffelen’ (oler) y ‘doezelen’ (relajarse). Así, después del primer estímulo olfativo con la lavanda, se incorpora el visual. Cada usuario, al inicio de la sesión, puede elegir con qué color ambientar la sala según sus preferencias y las emociones que sienta en ese momento. ‘Azul’, elige Dolores Muñoz, usuaria de la Residencia CleceVitam Ponent, quien añade “es un color que me da tranquilidad y que me gusta vestir”. Al pulsar el botón, al instante, la sala se ilumina con un azul tenue, idóneo para dar paso a una pista de sonido que, con un ritmo lento, invita a meditar, a respirar pausadamente, a dejarse llevar, y a detectar cómo está uno mismo.
Una vez terminada la meditación guiada, una música evocadora inunda el espacio y el clima que hay dentro de la sala es tranquilo, pausado, proporcionando una sensación de quietud, de calma. Es entonces cuando comienza la conversación entre el terapeuta y la persona usuaria para explorar todo aquello que siente, le preocupa o le angustia. Una efeméride, el recuerdo de un familiar fallecido, una inquietud o un malestar.
A la conversación se suman, de fondo, las burbujas procedentes de un tubo que cambia de color según avanza el tiempo. Todo ello hace que el ambiente favorezca la introspección, y, al mismo tiempo, permita conectar con todo aquello que le inquieta y poder expresarlo a lo largo de la conversación. “Las terapias multisensoriales permiten reducir la ansiedad, el estrés, paliar alteraciones conductuales de las personas usuarias, al mismo tiempo que las invita a reflexionar, a relajarse y a comunicarse más espontáneamente”, detalla el psicólogo.
Dolores termina su sesión con los ojos cerrados para adivinar lo que Ricardo le hace oler. “¿Reconoces este olor? Seguro que este ingrediente lo has puesto en muchos de los platos que cocinabas”, dice Saavedra. El objetivo es trabajar la reminiscencia a través de la aromaterapia y recordar aquellos olores que han formado parte de su vida, como, por ejemplo, los granos de café, la salvia o la menta. “Ahora mismo, no caigo”, reconoce Dolores. “Es perejil”, añade el psicólogo.
Minutos después de terminar la sesión, Dolores explica que, las veces que ha ido a la sala Snoezelen, “he llorado, he reído, he hablado mucho. Siempre me va muy bien”, y añade “voy respondiendo las preguntas que me hacen los especialistas, mientras suena una música muy bonita, y puedo explicar lo que me pasa por la cabeza y lo que siento”, dice, señalándose el pecho.
Las sesiones siempre se preparan según los objetivos que se quieran trabajar. Hay sesiones más activas, como las dirigidas a personas con demencias más avanzadas, con las que se busca maximizar la plasticidad neuronal. En este sentido, se trabaja con diferentes sonidos que deben reconocer: animales, voces de personas o elementos como el agua; también participan elementos visuales como juegos de luces, para trabajar la vista y la duración de la mirada; diferentes elementos táctiles como cajas con productos de diferentes tamaños, formas y texturas, mantas suaves, papel de burbujas e hilos de luz.
Numerosos estudios han demostrado los diversos beneficios que aportan las salas Snoezelen a la hora de mejorar la calidad de vida de las personas mayores, por ello CleceVitam ha integrado estos espacios en sus dos residencias en Cataluña, para maximizar el confort de sus residentes, haciéndolos protagonistas de cada terapia y actividad personalizada, de acuerdo con su modelo asistencial basado en la Atención Integral Centrada en la Persona (AICP).
CleceVitam es una línea de negocio de Clece que tiene como objetivo gestionar residencias de carácter privado. CleceVitam trabaja con el compromiso de preservar la dignidad de las personas, ofrecer una atención totalmente personalizada, potenciar el envejecimiento activo y el sentimiento de comunidad con las personas y el entorno.