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Han sido reconocidos la terapeuta ocupacional de Amavir Arganzuela, Gema Porras, y los residentes de Amavir Villaverde Francisco Moldes y Manuela Carpintero.
La asociación Adopta un abuelo, con la que Amavir viene colaborando desde hace bastantes años, ha celebrado su gala anual, que ha tenido lugar en la sede de la Fundación Botín de Madrid, y en la que ha hecho entrega de sus premios, que reconocen a personas y entidades con las que colaboran día a día.
Dos de estos premios han recaído en Amavir. Uno ha sido para la terapeuta ocupacional de Amavir Arganzuela (Madrid), Gema Porras, por su compromiso intergeneracional y por su disposición a colaborar con la asociación en la puesta en marcha de sus proyectos. Gema se incorporó a Amavir en 2018 y ha trabajado en nuestros centros de Coslada y Arganzuela. Para ella, recibir este galardón le ha hecho “especial ilusión porque viene a valorar el trabajo que hacemos en conjunto para que nuestros residentes puedan tener mejor calidad de vida. Nos encantan los lazos que se forman con los voluntarios, que acaban formando parte de sus vidas”.
El segundo de los premios recibidos por Amavir, en la categoría de “Premio al vídeo más viral”, ha sido para los residentes Francisco Moldes y Manuela Carpintero, de Amavir Villaverde (Madrid), que fueron dos de los protagonistas del vídeo que preparó “Adopta un abuelo” en apoyo al colectivo LGTBI y que logró amplia repercusión, no solo en Internet sino incluso en medios tradicionales, que se hicieron eco del mismo.
Adopta un Abuelo es un programa intergeneracional de compañía para personas mayores que se encuentran en riesgo de soledad. El objetivo es conseguir que se sientan escuchadas, acompañadas y queridas mientras que los jóvenes aprenden valores y experiencias de vida.
El programa nace en la provincia de Ciudad Real a raíz de una experiencia personal de su fundador, Alberto Cabanes, quien en el año 2013 conoce a Bernardo, compañero de residencia de su abuelo. Un señor viudo, de 86 años, sin descendencia y que anhelaba tener un nieto. Alberto decidió “adoptarlo” y extender esta experiencia a muchos otros jóvenes. Comenzó con Verónica (26 años) que adoptó a Rosario (94). El resultado fue tan bueno que en 2014 se constituye legalmente Adopta un abuelo.
En 2015 se lanzó el primer programa de acompañamiento intergeneracional con 57 voluntarios en Ciudad Real y Madrid. La demanda de jóvenes fue tan grande (+10.000 registros en dos meses) que en mayo de 2016 Alberto dejó su puesto de trabajo en una multinacional para desarrollar el proyecto en más ciudades. Desde entonces el programa se ha convertido en un movimiento social con más de 6.200 abuelos adoptados y más de 12.000 voluntarios.