¿Están preparadas las ciudades para el envejecimiento de la sociedad? ¿Cómo tiene que ser la ciudad sénior del futuro? ¿Qué se puede hacer para mejorarlas y hacerlas más amables por las personas mayores? ¿Cómo podemos ayudarles a recuperar el espacio urbano?
Un grupo de ciudadanos, estudiantes de diseño y profesionales han estado trabajando durante los últimos meses para dar solución a distintos retos que afrontan nuestros mayores, y que pasan por rediseñar la ciudad del futuro, y aportar soluciones tangibles para mejorar la calidad de vida de una sociedad que, en las próximas décadas, será la más longeva de la historia.
Fruto de este trabajo surgen soluciones como FRËSKA, que busca recuperar para los más mayores la tradición de disfrutar de espacios libres en la ciudad y donde personas de todas las edades se relacionen y compartan momentos de calidad y que les permitan afrontar retos como la soledad.
El punto de partida, el proyecto Next Gen: Séniors, de IKEA. Antes de conocer más en detalle el proyecto FRËSKA, veamos cuál es su origen; este pasa por Next Gen: Séniors. Rediseñando la ciudad del futuro para la sociedad más longeva de la historia, un proyecto de IKEA, Madrid Design Festival, Barcelona Design Week y València Capital Mundial del Diseño. En una primera fase iniciada en Madrid Design Festival, IKEA hizo varios estudios cualitativos y cuantitativos con séniors de hoy y de mañana para detectar los principales retos a los que nos enfrentamos a la hora de mejorar la calidad de vida de las personas mayores en las ciudades.
Después, esa información se compartió como punto de partida durante la Barcelona Design Week en una instalación urbana llamada La Casa de Pensar , con equipos multidisciplinares de los que salieron distintas ideas. Finalmente, las mejores ideas se seleccionaron por un comité de expertos, y una vez desarrolladas se pusieron, el pasado noviembre disposición de la ciudadanía durante el certamen València Capital Mundial del Diseño FRËSKA.
FRËSKA: salir a la calle, coger la silla y conversar “a la fresca”.
De todo el proceso creativo anterior comentado, surgió FRËSKA un trabajo de varios meses elaborado por un equipo formado por Irene Badía, Mina Barchiartus y Martí Cabanas, como estudiantes de diseño y también por Anna Fornt, directora de Grup Efebé, -empresa especializada en diseño, adecuación, equipamiento y mantenimiento de los espacios- Danny Saltaren, como profesionales. Tal como señala Anna Fornt, directora de Grup Efebé, “teníamos como reto mejorar la calidad de vida y la seguridad de las personas mayores en las ciudades”.
El grupo estudió las carencias de las ciudades actuales, que no acostumbran a facilitar el bienestar y la seguridad de las personas más frágiles. El resultado de la investigación fue que faltaban sombras en las ciudades, había una escasez de mobiliario urbano y el que existía estaba anclado al suelo. Además, como explica Fornt, “la soledad entre las personas mayores era uno de sus principales problemas, además muchos señalaban que querían recuperar espacios para conversar”
En este punto destacar que el equipo llegó a la conclusión que la comunicación era esencial para ayudar a socializar. La idea de FRËSKA “surge de esta necesidad que nos comentaban algunas personas mayores, sobre poder conversar con otras y romper con esta barrera actual. Un propósito para salir de casa y fomentar un envejecimiento activo y saludable”, apunta la directora de Grup Efebé. Tal como matiza Irene Badía, estudiante de Ingeniería, Diseño Industrial y Desarrollo de que la relevancia de FRËSKA reside en que “soluciona la escasez de mobiliario urbano y da respuesta a las necesidades de seguridad de las personas mayores en las ciudades. Además, a éstas las humaniza al recuperar la tradición de salir a la calle para charlar con vecinos y promover que la gente no se quede aislada en casa”.
Badia añade que “somos conscientes de que la soledad es una de las grandes preocupaciones de hoy y del futuro -, el 60% de las personas mayores de 65 años teme vivir en soledad en los últimos años de su vida- y por eso pensamos en implementar una solución que pudiese abordar ese gran reto”.
Un servicio de chair-sharing
FRËSKA es, por lo tanto, una idea novedosa que actualiza una tradición y que tiene el objetivo de recuperar espacios en la ciudad para los más mayores, espacios libres donde y personas de todas las edades se relacionen y compartan momentos de calidad. Lo hace partiendo de la silla como apoyo para descansar, socializar, hablar con los vecinos, etc. Una tradición tan propia de nuestra cultura como es la de coger una silla y salir a las calles para charlar, habitual hace décadas también en las grandes ciudades y que se ha perdido.
Alrededor de esta base, el equipo desarrolló un prototipo de servicio público de préstamo, de chair-sharing. Con asientos dignos a la fresca, para que las personas se sintiesen más cómodas y seguras. Además, es móvil, de manera que, en función de las necesidades de cada momento, se puede mover, cosa que con el mobiliario actual no es posible. El funcionamiento de FRËSKA es sencillo: cada persona tiene una tarjeta que desbloquea la silla, concretamente el modelo SUNDSÖ de IKEA para crear su espacio, disfrutar de su tiempo y de su ciudad.
La instalación, además de las sillas, también incluye una pantalla interactiva con: información de interés por entender el funcionamiento de FRËSKA; información sobre dónde encontrar otros FRËSKA cerca; consejos de salud; actividades que fomenten una estimulación cognitiva de los usuarios; actividades relacionadas con hábitos alimenticios saludables; actividades de barrio.
Entre sus funcionalidades destaca un sistema para regular el tiempo de uso por parte sus usuarios, y una pantalla display que informa sobre los momentos del día en los que da la sombra en ese punto de la ciudad. FRËSKA promueve hábitos de vida saludable entre las personas mayores al ofrecer actividades físicas, motrices o de estimulación cognitiva, y facilita información sobre actividades culturales. La solución estuvo expuesta en calidad de prototipo hasta el 6 de noviembre en la calle Cirilo Amorós esquina con la calle Hernán Cortés, la capital valenciana.
Por último, para Anna Fornt invitaba a los “las diferentes ciudades a que un día haya una FRËSKA a cada una para las personas mayores y que por fin, recuperen su lugar en la ciudad. Animamos a asociaciones y ayuntamientos a que accedan a esta iniciativa”.