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Para abordar las heridas de UPP de una manera continuada y especializada, los expertos de DomusVi ofrecen sus recomendaciones para aplicar técnicas eficaces y así garantizar el bienestar de las personas mayores.
Las úlceras por presión (UPP) en las personas mayores son lesiones que constituyen un problema de salud pública, tanto por su elevada prevalencia como por el gran impacto que tienen en la calidad de vida de quienes las padecen.
Los profesionales que previenen y tratan estas úlceras en cada uno de los centros hospitalarios, los profesionales sanitarios de residencias de mayores, así como los cuidadores que se hacen cargo de pacientes en sus domicilios, conocen bien lo delicado que es este tema y lo duro que resulta su abordaje en el día a día. Unas heridas que hay que abordar con la máxima delicadeza y eficacia posibles.
Las úlceras por presión (UPP) se forman normalmente en pacientes que tienen una capacidad de movilidad muy reducida o que están inmovilizados, y consisten en una necrosis de la piel y el tejido subcutáneo de una zona sometida a presión entre dos planos duros: los huesos del paciente y el soporte (cama o silla). Las lesiones pueden aparecer por cuatro mecanismos diferentes que alteran el riego sanguíneo de la zona: presión, humedad, fricción o cizallamiento (combinación de presión y fricción), y se clasifican en cuatro estadios según el aspecto y la gravedad.
Para abordar estas heridas de una manera continuada y especializada, los expertos de DomusVi ofrecen sus recomendaciones para aplicar técnicas eficaces y así garantizar el bienestar de las personas mayores.
DomusVi es consciente del riesgo elevado que presentan muchos de los residentes de desarrollar algún grado de UPP, por lo que, entre los cuidados que se ofrecen, recomiendan seguir una serie de prácticas que ayudan a prevenir dichas heridas: