12 de mayo, 2022
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Los centros de esta compañía potencian el vínculo familiar para conseguir un mayor bienestar de las personas mayores.

En nuestro país, la familia sigue siendo un pilar fundamental para el bienestar. Mantener una buena relación con los familiares, sentirse apreciado, querido y respetado contribuye de manera positiva a la salud física, mental y emocional, lo que repercute directamente en la calidad de vida. Y esas necesidades no cambian cuando la persona deja de vivir en casa porque necesita cuidados especializados. “La familia sigue siendo el mayor soporte afectivo para las personas mayores que viven en las residencias. Por lo tanto, los centros debemos orientar a las familias para que sepan apoyar y seguir cuidando a sus seres queridos en esta nueva etapa”, explican desde Orpea.

La compañía, líder europeo en la atención a la dependencia y referente en el cuidado de las personas mayores y la salud mental, quiere recordar en el Día Internacional de las Familias, que se conmemora el próximo 15 de mayo, la importancia de fomentar los lazos familiares en todas las etapas de la vida, y hace hincapié en la necesidad de promover los vínculos afectivos con las personas mayores para que se sientan integrados en la unidad familiar, aunque no vivan en la misma casa.

En Orpea, conscientes de la trascendencia de la institución familiar para la promoción de la salud y el envejecimiento activo en las personas mayores, cuentan con programas de asesoramiento y orientación para las familias y el residente, que se ponen en marcha antes incluso de que el usuario comience a vivir en la residencia. “El objetivo es que familiares y personas mayores no pierdan su vínculo afectivo, es más, la idea es que lo refuercen y tengan la certeza de que se siguen apoyando y cuidando como siempre”, sostienen desde la compañía.

Con estos programas, que se extienden durante toda la estancia del mayor en el centro, se consigue facilitar la adaptación del residente al nuevo hogar y conseguir que se sienta cómodo y arropado en todo momento. Pero también aporta seguridad y confianza a las familias, para que entiendan su compromiso y se sientan integradas en el centro y parte activa del cuidado de su familiar. “Las familias deben ser proactivas en el cuidado y la atención a los residentes, deben sentirse parte integrante del equipo de atención, porque su conocimiento sobre la historia de vida del mayor y su afecto, son insustituibles, y tienen que ser conscientes de ello”, destaca el equipo de Orpea.

Para conseguir este objetivo, los profesionales del centro estimulan la cooperación de las familias y las hacen partícipes de las actividades de ocio que se organizan y, por su puesto, de las decisiones que tienen que ver con el cuidado y programas de atención al mayor. De hecho, como indican desde la empresa, “familiares y residentes forman parte de la comisión en la que los distintos profesionales que integran el equipo (médico, enfermera, psicólogo, trabajador social, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, nutricionista, etc.) establecen el tipo de cuidados, terapias y actividades más adecuados para el mayor, en función de su estado de salud y autonomía, pero también sus preferencias y los objetivos que se propongan”.  Todo ello también es importante para ofrecer un modelo de atención integral en la que la persona mayor y sus familiares estén en el centro del cuidado.

Las visitas, un estímulo fundamental

Pasar tiempo con los seres queridos adquiere un valor especial para las personas mayores. Además de sentir que son estimados y están respaldados -lo que redunda en una mayor autoestima y seguridad-, estar con la familia previene la soledad no deseada, que es la percepción de que las relaciones que mantenemos son insuficientes o de una calidad o intensidad poco satisfactoria.

La soledad no deseada es uno de los principales problemas sociales que afectan a las personas mayores, y su repercusión en la salud y calidad de vida se ha puesto de manifiesto en multitud de estudios e investigaciones. Por tanto, como advierten desde Orpea, “es crucial que, al vivir en una residencia, las personas mayores sigan manteniendo interacciones sociales con su red de apoyo (familiares y amigos). De ahí la importancia de que las visitas al familiar sean frecuentes. Esta relación con los hijos es lo que mayor bienestar les produce”.   

Hay circunstancias que impiden a los familiares visitar a los mayores todo lo que les gustaría, por eso desde la compañía animan a hablar e interesarse por los mayores a través de otras vías de comunicación, como el teléfono, la tablet, videollamadas, etc., sin olvidar el valor que tienen las visitas presenciales.

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