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Deusto Salud destaca la importancia de formar a profesionales en valores de inteligencia emocional.
El internamiento de un familiar en una residencia implica tener que atravesar una situación compleja. Emociones como la culpa, la tristeza o la incertidumbre suelen surgir en los cuidadores por haber tomado esa decisión. Por eso, las familias aprecian que los centros ofrezcan planes individualizados de atención para sus internos, como se explica en el estudio “Cuidando más allá del domicilio: el papel de la familia en los centros residenciales y el cuidado colaborativo” realizado por la consultora inmobiliaria JLL.
No obstante, cumplir con estas expectativas no es una tarea fácil en España, puesto que la tendencia de los ingresos de personas mayores en residencias va al alza. Tal y como muestra el estudio, se prevé que para el 2024 se ascienda hasta los más de 400.000 internos en asilos. Esta masificación de las residencias supone un reto para los centros geriátricos, que deben amoldarse a los cambios que se prevén para seguir brindando servicios de calidad.
La importancia de aprender a escuchar para saber cómo actuar
La calidad del trato hacia los mayores en las residencias se ve gravemente perjudicado por la masificación. Esto se acentúa si tenemos en cuenta el modelo convencional con el que se relacionan los profesionales hacia los mayores en estos centros. Los estándares de conducta suelen regirse por directrices que sobreprotegen e infantilizan a las personas mayores, originándoles sentimientos de incompetencia y desmotivación. Para transformar estos modelos es importante mantener la mente de los internos activa, hacer que se sientan escuchados y que sepan que se les tiene en cuenta a la hora de tomar decisiones.
“Los familiares de los internos buscan siempre que sus mayores sean cuidados de la mejor manera posible mediante una atención personalizada y un servicio óptimo. Sin embargo, en muchos casos, el problema de la masificación imposibilita la adaptación de los servicios a las necesidades de cada persona, cayendo en modelos de conducta que cada vez quedan más obsoletos en nuestra sociedad. Por eso es una necesidad ampliar las plantillas de trabajadores en las residencias para ofrecer un trato óptimo a los mayores”, declaran fuentes de Deusto Salud.
Desde el centro de formación a distancia, Deusto Salud, recalcan la importancia de transformar estos patrones a través de formación de profesionales que pongan en práctica actividades motivacionales que hagan sentir a los ancianos capaces e importantes: dándoles voz y escuchando activamente sus necesidades.
Emprender un nuevo camino: lograr que los internos se sientan en su propia casa
Para superar este desafío, desde el Gobierno, se han propuesto nuevos modelos geriátricos con medidas que presentan una indiscutible mejoría para los más mayores. Estas nuevas pautas velan por la preservación de su intimidad y personalidad con tal de convertir las residencias en un espacio donde los mayores se puedan sentir como en casa.
Tal y como muestran los datos de ADEPSI (Fundación Tutelar Canaria), un 8,3% de los internos en residencias no reciben ningún tipo de apoyo ni visitas por parte de sus familias. Asimismo, según la Encuesta Europea de la Salud, el 21% de personas mayores de 65 años tienen dependencia funcional en nuestro país. “Estos datos se traducen en que, para muchos ancianos, la residencia es un refugio, puesto que es el único lugar donde encuentran soporte y amparo”, añaden fuentes de Deusto Salud.
Con tal de ofrecer los mejores servicios en las residencias, desde Deusto Salud, destacan la necesidad de trabajar con profesionales que sepan tratar con personas desde el cariño y el respeto. A través del Curso Superior de Geriatría y Gerontología, impartido por Deusto Salud, se desarrollan las capacidades profesionales requeridas para tratar con los más mayores mediante enseñanzas fundadas en valores como la empatía, la paciencia y la comprensión, que buscan que el estudiante se motive a aprender y a superarse a sí mismo constantemente.