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Esta pérdida de masa muscular es un marcador primario de mal pronóstico, se asocia con el desarrollo de infecciones postoperatorias, necesidad de rehabilitación, mayor incidencia de hospitalización y duración de la estancia hospitalaria, así como un mayor riesgo de interrupciones en los tratamientos oncoespecíficos.
El próximo 4 de febrero se celebra el Día Mundial contra el Cáncer, fecha en la que los expertos quieren resaltar la elevada prevalencia de desnutrición y sarcopenia (o pérdida de masa muscular) en el paciente oncológico. Sobre esta última, se ha observado que está presente en alrededor de un 40-50% de personas con cáncer recién diagnosticado, antes incluso de la aparición de pérdida de peso clínicamente aparente(1). Esta pérdida de masa muscular se asocia con el desarrollo de infecciones postoperatorias, la necesidad de rehabilitación, así como con una mayor incidencia, tanto de hospitalización, como de duración de la estancia hospitalaria. Más del 50% de los pacientes con pérdida de masa muscular disminuyeron o interrumpieron sus tratamientos por la toxicidad.
En esta línea, hay que recordar que la desnutrición en pacientes oncológicos oscila entre el 30%-70%, con diferencias relacionadas con la edad del paciente, el tipo de cáncer y el estadio del mismo(2). Dependiendo del tipo de cáncer, la proporción de pacientes con pérdida de peso en el momento del diagnóstico oscila entre el 15%-40%(3). Pacientes con cáncer en el tracto gastrointestinal, cabeza, cuello, hígado y pulmón son los que corren más riesgo de desnutriciónii.
“Tanto la sarcopenia como la caquexia van a condicionar la evolución del paciente oncológico, al estar relacionadas con la desnutrición. Esta aparece con frecuencia en estos pacientes, debido a su proceso oncológico y a los tratamientos recibidos como cirugía, radioterapia y/o quimioterapia. Esta desnutrición se asocia con un exceso de morbilidad y mortalidad, mayor riesgo de complicaciones, prolongación de la estancia en el hospital, peores respuestas a los tratamientos coadyuvantes, así como una disminución en la calidad de vida”, explica el Dr. Daniel de Luis, jefe Servicio Endocrinología y Nutrición Hospital Clínico Universitario de Valladolid y catedrático de Endocrinología y Nutrición Universidad de Valladolid.
Impacto de los tratamientos oncológicos en la masa muscular de los pacientes
La pérdida de masa muscular en cáncer no se limita solo a los pacientes que parecen delgados, sino que también se traslada a pacientes musculados que sufren un deterioro muscular grave, sea cual sea el índice de masa corporal (IMC) al que pertenezcan(2). Los tratamientos para el cáncer pueden impactar sobre la composición corporal.
Gran variedad de medicamentos utilizados para tratar pacientes con cáncer van asociados a un mayor riesgo de sarcopenia. El deterioro muscular que sufren los pacientes conlleva limitaciones importantes en el tratamiento oncológico: reducciones de dosis, retrasos en el tratamiento o, incluso, la finalización definitiva del mismo. (2)
El Dr. de Luis expone que “podemos observar una relación directa entre la situación nutricional deteriorada y algunos de los tratamientos utilizados para estos pacientes. Existe una peor respuesta a los tratamientos adyuvantes en pacientes con desnutrición, con más complicaciones postoperatorias (fístulas, infecciones, estancia hospitalaria) y de tolerancia a quimioterapia y radioterapia”.
La importancia de la intervención nutricional en el paciente oncológico
Los especialistas señalan la importancia de un cribado nutricional continuo y de un apoyo nutricional a todos los pacientes en tratamiento. En este contexto, la terapia nutricional puede revertir las implicaciones de la sarcopenia y la obesidad sarcopénica en cáncer, mejorando su calidad de vida y facilitando una mejor tolerancia al tratamiento oncoespecífico. Los facultativos indican que la sarcopenia en el cáncer puede ser reversible, incluso en las personas de mayor edad (1).
En los pacientes oncológicos con proceso de pérdida de masa muscular, la ingesta de proteínas se torna fundamental, así como un adecuada balanza de calorías y nutrientes esenciales, imprescindibles para ayudar al mantenimiento o ganancia de masa muscular. Según los expertos, la investigación futura debe integrar objetivos nutricionales que contemplen las necesidades fisiológicas de los individuos para prevenir o retrasar la sarcopeniai.
“La pérdida de peso es un componente de la caquexia en el paciente oncológico, con una gran degradación de las proteínas musculares, inflamación sistémica, incremento de la resistencia a la insulina y anorexia. La intervención nutricional no solo mejorará los aportes calóricos y proteicos, sino que que pueden contribuir a reducir este componente inflamatorio y a mejorar la salud del músculo, así como la calidad de vida”(4), subraya el especialista.