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La Fundación Afi y el Fondo Bolsa Social organizan el debate sobre los retos y las soluciones del cuidado a las personas mayores y dependientes.
La Fundación Afi, entidad que gestiona la RSC de Analistas Financieros Internacionales, y el venture capital de impacto social Fondo Bolsa Social, han organizado en Madrid el debate “Altavoz de Empresa de Impacto: Innovar para cuidar mejor a nuestros mayores y dependientes”, que ha girado en torno a los tres grandes retos a los que se enfrenta la atención domiciliaria.
En este encuentro, en el que han participado actores relevantes del sector de empresas como Ilunion, Quirónsalud, Tucuvi y Qida, moderados por Jose Moncada, director general del Fondo Bolsa Social; se han presentado también las posibles soluciones a los desafíos que se plantean el futuro.
“Somos el tercer país más envejecido de Europa y en 2050 seremos el primero. Tenemos cerca de 1.400.000 personas con dependencia, un 3% de la población, y es un enorme reto que tenemos como sociedad. En un segmento de población que requiere mucha atención y mucha reflexión ahora que va a crecer, por tanto, sus necesidades van a crecer”, ha comentado Moncada.
Los 3 retos a los que se enfrenta la atención domiciliaria en España
1. El reto demográfico
En España, los mayores de 65 años suponen un total de 10 millones de personas, un 20% de la población. Y para 2050, se estima que este segmento lo forme un tercio de toda la población española.
Con una población cada vez más envejecida, es inevitable que el número de personas con necesidades de atención crezca exponencialmente. En el futuro será necesaria una infraestructura que sea capaz de atender a todos por igual.
El director general de Ilunion Sociosanitario, Joaquín Leizaola, ha hecho hincapié en la importancia de la accesibilidad de los entornos y de los equipamientos para humanizar más la atención a las personas mayores y dependientes, así como los servicios que reciben. Además, señaló que las nuevas tecnologías permiten ofrecer un servicio personalizado que fomenta la autonomía de las personas mayores o dependientes, tanto dentro como fuera de sus hogares.
“El envejecimiento de la población va a suponer que en el futuro necesitemos dar atención de calidad a más gente y con menos profesionales. Es necesario que busquemos soluciones innovadoras para suplir esta falta de recursos. Como sociedad tenemos como reto, no solo de cumplir muchos años, sino de cumplirlos bien”, afirma Leizaola.
2. El reto de la eficiencia hospitalaria
Otro de los grandes retos a los que debe hacer frente el sector es el de la eficiencia hospitalaria. Es imprescindible, ante el incremento de la población envejecida que demandará una mayor atención asistencial, que lleve a cabo una buena utilización de los recursos hospitalarios existentes.
Por su parte, Adolfo Fernández – Valmayor, Director General de Transformación y Sistemas del Grupo Quirónsalud, ha reflexionado acerca de las consultas médicas presenciales evitables, haciendo hincapié en que no siempre es necesario que el paciente se desplace al hospital para mostrarle, por ejemplo, los resultados de una prueba. Según Fernández – Valmayor, se podría llevar a cabo un análisis previo de las mismas para valorar si el paciente debe asistir al hospital o no es necesario porque todo ha salido bien.
“Los hospitales no están preparados para tratar las enfermedades crónicas, sino para tratar al paciente agudo. Uno de los grandes retos es el de lograr trabajar con los pacientes no solo durante el acto médico, sino también en el antes y después” señala.
Desde QuirónSalud están trabajando en solucionar este reto a través de la innovación. Desde 2016, han desarrollado una solución para conectar a los hospitales con las residencias, para mejorar la coordinación entre ellos y evitar desplazamientos innecesarios. Hasta ahora, han evitado casi 500.000 desplazamientos.
3. El reto de la continuidad asistencial
Otro de los retos a los que hay que hacer frente es el de la llamada continuidad asistencial y el problema de la fragmentación que existe entre las distintas áreas de asistencia. Es imprescindible que todos los servicios relacionados con la atención a la salud, con independencia del lugar donde se reciban, se sincronicen entre sí y se alcance un objetivo común sin que se produzcan conflictos que afecten al paciente.
“Uno de los mayores problemas que tenemos es el de la llamada continuidad asistencial, y de la separación que existe a día de hoy entre la asistencia primaria, especializada y socio sanitaria, cuyas atribuciones no están bien repartidas“, comenta Fernández-Valmayor.
La tecnología como solución para mejorar el cuidado a las personas mayores y dependientes
Ante estos retos que se presentan, ¿cómo conseguir una atención de calidad y que sea accesible para todos?
Una de las soluciones que irrumpen con más fuerza es la digitalización en los servicios sanitarios y sociales. Soluciones innovadoras como la que proponen Tucuvi o Qida hacen posible que se pueda atender a más pacientes, ahorrando costes al sistema sanitario y social, y ofreciendo una asistencia de calidad y personalizada a las personas mayores y dependientes.
Tucuvi, fundada por María González, es un proyecto que nace de la necesidad de hacer un seguimiento de los pacientes que viven en sus domicilios. Según González, su solución permite “dar más brazos” a los profesionales sanitarios.
Ante la creciente demanda de atención domiciliaria, especialmente durante la pandemia, el equipo de Tucuvi ha desarrollado un asistente virtual, al que han llamado “Lola”, que, mediante inteligencia artificial, se atiende a las personas mayores y dependientes en sus domicilios a través del teléfono de casa. El asistente es capaz de hablar con los usuarios y obtener información relevante que se traslada a los profesionales sanitarios. De esta forma, se dota a los profesionales de información, lo que les permite ser más efectivos durante su jornada y mejorar los resultados en salud de sus pacientes. “Gracias a la tecnología se hace un seguimiento que antes no se estaba haciendo. El paciente, que tienen llamadas semanales, percibe mucha más calidad y valora más la asistencia sanitaria”, asegura González.
Por otro lado, Oriol Fuertes, CEO y fundador de Qida, ofrece un servicio de cuidado de domiciliaria para personas dependientes y/o crónicas con cuidadores profesionales. Su modelo de atención permite hacer un seguimiento del paciente desde su propio domicilio y hace posible que los profesionales sanitarios y sociales puedan monitorizar la evolución. Su modelo, basado en la colaboración con el sistema público y privado de salud, evita hospitalizaciones innecesarias y por lo tanto, ahorra costes al sistema y sobre todo, mejora la calidad de vida.
“Queremos ofrecer continuidad asistencial para conseguir adecuación y que la persona esté en el mejor sitio recibiendo el mejor cuidado en ese momento. Nosotros no estamos para sustituir lo que existe, sino que colaboramos con lo que ya existe”, comenta Fuertes.
Ambas startups, están participadas por Fondo Bolsa Social, el fondo de venture capital de impacto social que invierte en empresas jóvenes que buscan transformar la sociedad para que sea más justa y sostenible. Se demuestra, de esta forma, el potencial que tienen ambos proyectos, que buscan responder a las necesidades y retos del futuro.