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Está demostrado que las vacunas que se experimentan son seguras y generan inmunidad humoral y celular, pero los estudios publicados hasta el momento se han desarrollado incluyendo a adultos jóvenes y personas sanas.
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología espera a tener más evidencias científicas de las vacunas del COVID-19 para su valoración sobre la administración en las personas mayores.
La SEGG es una sociedad provacuna y ha realizado varias publicaciones sobre recomendaciones de vacunación en personas mayores, promueve la incorporación de nuevas vacunas en el calendario vacunal y participa de forma activa en las campañas anuales de vacunación de la gripe.
Sin embargo, en el momento actual, la SEGG no puede tomar una postura oficial sobre las vacunas contra la COVID-19, ya que no existe suficiente evidencia científica en las personas mayores porque no hay ningún estudio en fase III publicado. Los publicados son en fases I y II y han demostrado que las vacunas que se experimentan son seguras y condicionan el desarrollo de inmunidad humoral y celular, pero las pruebas se han hecho incluyendo a adultos jóvenes y sanos.
Los mayores tienen una serie de particularidades en cuanto a su estado de salud general. Pueden presentar un sistema inmunitario deprimido y un estado de inflamación sistémica, de modo que cuando el virus les afecta, se contagian más fácilmente, enferman en mayor número y sufren más complicaciones, más ingresos hospitalario y más mortalidad. Sin embargo, son los menos representados en los ensayos clínicos.
Los estudios publicados hasta ahora se refieren a la Fase I y Fase II de las vacunas las cuales presentan, en ocasiones, pequeñas reacciones locales como calor y dolor en la zoma de aplicación y generales como malestar general, febrícula o molestias muscularees, similares a una pequeña gripe, pero son seguras a corto plazo.
En los ensayos clínicos hay un evidente sesgo de selección que roza la discriminación por edad o edadismo, al incluir pocas personas mayores de 75 años y muy pocos octogenarios y nonagenarios con varias patologías crónicas, situaciones de fragilidad, dependencia funcional o demencia. Por ello, se hace necesario esperar a que los estudios en Fase III se publiquen y a los subanálisis específicos en Mayores de 75.
Todos estos factores son reflejados en la revista JAMA International Medicine, en el artículo de Benjamin Helfand “The Exclusion of Older Persons From Vaccine and Treatment Trials for Coronavirus Disease 2019-Missing the Target”.
Todavía es necesario estudiar, analizar y comprobar la evidencia científica que se vaya generando de cada una de las vacunas contra el COVID-19 en personas mayores.