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Se estima que el 30% de los gerocultores y el 65% de los auxiliares de ayuda a domicilio tienen pendiente acreditarse o realizar la formación oficial para cuidar a personas mayores o dependientes.
El sector sociosanitario y asistencial de cuidado a las personas mayores o dependientes es un sector de empleo y de futuro debido, principalmente, al progresivo envejecimiento de la población y a la mayor soledad y dependencia existente.
En los últimos 10 años (desde 2008 al 2018) el empleo en las actividades sanitarias ha crecido un 16%, mientras que en el sector asistencial residencial lo ha hecho un 46% y en el de actividades de servicios sin alojamiento (SAD) en un 49%. Cada vez más la sociedad española requiere de mayores empleos para atender a las personas mayores y dependientes en centros residenciales o en sus domicilios, donde ya trabajan más de 500.000 personas.
Según distintas fuentes, a 31 de diciembre de 2018, más de 65.000 personas, entre gerocultores (alrededor de 20.000) y auxiliares de SAD (alrededor de 45.000) estaban pendientes de acreditar su experiencia y competencias profesionales o de realizar la formación oficial que los habilita para trabajar en dicho sector.
La Administración del Estado creo por real decreto en 2008 los denominados certificados de profesionalidad en atención sociosanitaria a personas dependientes, tanto en instituciones sociales (SSCS0208) como en domicilios (SSCS0108), siendo estas titulaciones o equivalentes las que son obligatorias para poder trabajar en el sector. Durante 10 años, se ha estado dando tiempo al sector para que sus trabajadores adquirieran esta formación.
Las resoluciones de la Secretaría de Estado de Servicios Sociales de 7 de octubre de 2015 y de 11 de diciembre de 2017 expresan la obligatoriedad de obtener la acreditación oficial, ya sea por la vía formal, la realización de la citada formación, o por la vía informal, mediante el procedimiento de acreditar las competencias profesionales.
La vía informal, requiere acreditar tres años de experiencia, con un mínimo de 2.000 horas de trabajo en los últimos 10 años. Esta es una vía más insegura, ya que depende de dos requisitos: el primero, que las Comunidades Autónomas saquen la convocatoria de acreditación y, el segundo, del criterio del evaluador, que decidirá si el solicitante cumple formalmente todas las fases y requisitos exigidos.
La teleformación se ha convertido en la mejor opción para obtener la formación para aquellas personas que están trabajando, ya que permite conciliar mejor las obligaciones laborales, familiares y personales. El 90% de esta formación se puede realizar de manera online, desde cualquier dispositivo que tenga conexión a internet, y el 10% restante es formación presencial, para la realización de tutorías (para verificar que la formación online se ha asimilado correctamente) y de los exámenes, que requieren la presencia del alumno para acreditar su identidad. Actualmente, la formación online es la de mayor crecimiento, ya que su metodología garantiza la calidad de la misma y tiene muchas ventajas como: es más económica, no requiere desplazamientos, disponible las 24 horas, estudias a tu ritmo y tienes el apoyo constante de un profesor-tutor que te acompaña durante todo el periodo de aprendizaje. Nadie abandona la teleformación por dificultad en realizarla.
Para las personas que quieren incorporarse a trabajar en el sector, las empresas les exigen la tenencia de dichos certificados oficiales de profesionalidad en atención sociosanitaria a personas dependientes, ya que la obligación de disponer de esta titulación es del trabajador. No obstante, hay empresas que ayudan económicamente a los trabajadores que aún no la tienen mediante, por ejemplo, los créditos bonificables de formación que poseen, y que concede la FUNDAE (antigua Tripartita). Adicionalmente, las empresas también pueden utilizar los denominados contratos para la formación y el aprendizaje, consiguiendo formar a sus trabajadores al mismo tiempo que trabajan, y logrando -mediante las bonificaciones que se pueden aplicar-, reducir el coste de la formación.
El 98% de los estudiantes de Supercuidadores encuentran empleo nada más terminar la formación, ya que la demanda es superior a la oferta y, según distintas fuentes del sector sociosanitario, se encuentran con graves problemas de contratación de personal cualificado.
El sector sociosanitario y de cuidado a las personas mayores y dependientes debe evolucionar para que el trabajo de cuidador profesional, gerocultor o de auxiliar sociosanitario se entienda como una salida profesional atractiva, no como un último recurso. La mayor formación y profesionalización del sector debe conllevar un aumento de su retribución.
Si sabemos dignificar y profesionalizar la figura del cuidador estaremos contribuyendo a que nuestros mayores y dependientes reciban mejores servicios y consigan su bienestar, bienestar que nos gustaría tener a todos cuando nos toque ser mayores o dependientes.