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La XI Reunión de Diabetes y Obesidad de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) cuenta con una asistencia de unos 750 profesionales médicos de toda España.
España es uno de los países de Europa con mayor porcentaje de pacientes obesos y diabéticos. Así lo confirma el Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE) que estima que un 21% de los españoles sufren obesidad y el Estudio Di@abetes, cuyos datos sostienen que unos 4.6 millones de personas padecen diabetes en nuestro país: un 13,8% de la población. A ello se suma que alrededor de la mitad de estos pacientes diabéticos desconoce que tiene esta enfermedad, agravando así el control de la misma.
En este sentido, un mal control glucémico en la diabetes facilita la aparición de infecciones e inflamaciones a nivel oral e incluso puede provocar la caída de piezas dentarias. “La enfermedad periodontal está muy relacionada con la diabetes, ya que contribuye a la aceleración de la enfermedad cardiovascular al producir sustancias inflamatorias que aceleran el envejecimiento de las arterias”, señala el doctor Francisco Javier Ena Muñoz, coordinador del Grupo de Diabetes y Obesidad de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
Así lo ha manifestado en la XI Reunión de Diabetes y Obesidad que la SEMI celebra en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Torremolinos (Málaga) y a la que asisten unos 750 profesionales médicos de toda España e investigadores nacionales e internacionales para exponer las actualizaciones en el campo de la diabetes.
La cita sirve como marco para la exposición de destacados estudios publicados durante el último año en la materia y para la presentación y el debate sobre nuevos fármacos y tecnologías todavía no comercializadas en España. “Las novedades futuras en el tratamiento de la diabetes incluirán tratamientos inyectables en combinación de fármacos que reducirán el riesgo de hipoglucemia y el exceso de peso provocado por la insulina”, expone el experto.
Complicaciones relacionadas con la diabetes
La enfermedad periodontal no es la única que se relaciona estrechamente con la diabetes, ya que las complicaciones asociadas a esta enfermedad son múltiples. Así, un mal control de la diabetes a lo largo del tiempo -durante unos 10-15 años- puede derivar en complicaciones microvasculares que afectan a los vasos sanguíneos pequeños.
“Un ejemplo se encuentra en la retina, provocando trastornos en la visión por hemorragias retinianas; además de otros que afectan a los vasos del riñón o a los vasos encargados de nutrir a los nervios, provocando problemas en la percepción del dolor por problemas en la conducción sensitiva de los nervios, o una disminución de la capacidad de filtración del riñón, que puede conducir a la insuficiencia renal y a la diálisis”, explica el experto.
Por su parte, la diabetes afecta también a los vasos sanguíneos de gran tamaño, como las arterias coronarias, siendo causa de infarto agudo de miocardio y de trombosis cerebral.
Además, la hipoglucemia –bajos niveles de glucosa en sangre- es otro de los efectos que se producen a causa de la diabetes, principalmente en personas que cuentan con una larga evolución de la enfermedad y que recurren a tratamientos con múltiples dosis de insulina.
“Con la hipoglucemia aparecen síntomas derivados de la afectación del sistema nervioso central, como malestar general, sensación de mareo, disminución del nivel de conciencia e, incluso el coma hipoglucémico o palpitaciones producidas por la producción de adrenalina por parte del organismo”, comenta el doctor.
Depresión y diabetes
Depresión y diabetes son patologías que también aparecen estrechamente relacionadas entre sí. Por un lado, la depresión puede condicionar trastornos en la alimentación que causen obesidad y que conduzcan a la diabetes. Por otro, pacientes con diabetes pueden presentar falta de autoestima que desemboque en una depresión.
Por ello, “es importante llevar a cabo un correcto y temprano tratamiento en los casos de pacientes diabéticos con depresión, para así mejorar el control metabólico de esta enfermedad”, enfatiza el doctor Francisco Javier Ena Muñoz.
La importancia de la prevención
Una dieta adecuada influye de forma positiva en la diabetes y en las enfermedades cardiovasculares gracias a los beneficios alimenticios que aporta. “Si tomamos como referencia, en cuanto al contenido y distribución calórica, la dieta mediterránea basada en el aceite de oliva, productos naturales, frutas y verduras y pescado, evitando la repostería y los azúcares refinados, se consigue reducir en un 60% el riesgo de enfermedades cardiovasculares, además de otras enfermedades como el cáncer de mama en un 30%”, indica el especialista.
Además de la correcta alimentación es importante favorecer la prevención por medio del ejercicio físico, que aporta beneficios no solo a la hora de mantener un peso adecuado, sino también “se ha comprobado que retrasa la aparición de demencia y mejora la capacidad retentiva, especialmente cuando se realiza cuatro horas después de una labor de aprendizaje”, señala el doctor.
Por último, el tabaco también constituye un factor de riesgo muy importante que contribuye a padecer enfermedades cardiovasculares –como infarto de miocardio o enfermedad cerebrovascular o renal, además de ser la causa de múltiples tipos de cáncer –pulmonar, laríngeo, de esófago o de vejiga urinaria, entre otros-.