14 de junio, 2016
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Juan Carlos Martínez Moral: “En la playa y en la montaña, una excesiva exposición a la radiación solar puede causar picores, ardor, visión borrosa, sensibilidad a la luz y sensación de arenilla en el ojo, signos de un problema ocular. Por todo ello, conviene tomar ciertas precauciones y visitar al óptico-optometrista”.

En esta época de primavera y verano, las condiciones de luminosidad van en aumento y también se incrementan las actividades al aire libre y las horas de exposición al impacto de las radiación ultravioleta (UV) en los ojos, que favorecen la aparición de alteraciones oculares severas, como conjuntivitis, queratitis, cataratas y retinopatías. El uso de unas gafas de sol de calidad con los filtros adecuados ayudará a prevenir estas dolencias.

Los ópticos-optometristas, profesionales de atención primaria de la Salud Visual, son unánimes y tajantes en los referido a la incidencia de radiación solar en nuestros ojos, fundamentalmente en los periodos primaveral y estival: para proteger los ojos de la dañina radiación ultravioleta, es necesaria la utilización de gafas de sol que bloqueen el 100 por ciento de los rayos UV y que también absorban la mayor parte de la radiación luminosa de alta energía (HEV en sus siglas en inglés), una radiación que se produce en la banda violeta/azul del espectro visible (entre 400 y 500 nm). Son recomendables, según estos especialistas, las gafas de sol con un estilo envolvente, ajustada a las sienes para proteger igualmente párpados y anejos oculares; estas proporcionan la mejor protección ya que limitan la cantidad de luz solar difusa que llega a los ojos más allá de la periferia de las lentes de las gafas de sol.

Espectro electromagnético

La radiación ultravioleta (UV) es alta energía energía que no está comprendido en el ámbito de la luz visible. En el espectro electromagnético, las ondas de radio tienen la energía más baja, y los rayos gamma tienen la energía más alta.

Mientras que muchas personas se refieren a la radiación ultravioleta como luz UV, el término técnico es incorrecto porque no se pueden ver los rayos UV.
Las tres categorías de rayos UV de alta energía invisibles son:

  • Radiación UVC. Es la radiación UV de más alta energía y, potencialmente, podría ser la más dañina para los ojos y la piel. Afortunadamente, La capa de ozono de la atmósfera filtra prácticamente la totalidad de esta radiación UVC, pero el progresivo y preocupante agotamiento de esta capa atmosférica podría potencialmente permitir que los rayos UVC de alta energía llegasen a la superficie de nuestro planeta y causar graves problemas de salud, especialmente en piel y ojos.
  • Radiación UVB. Tiene menor energía que los rayos UVC. Estos rayos también son filtrados parcialmente por la capa de ozono, pero algunos todavía llegan a la superficie de la tierra. En dosis bajas, la radiación UVB estimula la producción de melanina (un pigmento de la piel), haciendo que la piel se oscurezca, creando el bronceado. Sin embargo, en dosis más altas, los rayos UVB causan quemaduras solares que aumentan el riesgo de cáncer de piel.
  • Radiación UVA. Estos están más cerca de la radiación de luz visible y tienen menor energía que los rayos UVB y UVC, pero pueden atravesar la córnea y alcanzar tanto al cristalino como a la retina dentro del ojo, generando distintas patologías, como queratitis y cataratas.

Índice UV

Este índice UV creado por la Agencia de Protección Ambiental y el Servicio Meteorológico Nacional de los Estados Unidos en la década de los setenta, ofrece un sistema de alerta de un código de colores para alertar a las personas sobre los peligros de estar al aire libre en ciertos días.

La exposición excesiva a la radiación UVA se ha relacionado con el desarrollo de ciertos tipos de cataratas, y la investigación sugiere que la radiación UVA puede desempeñar un papel esencial en el desarrollo de la degeneración macular.

“Distintos problemas oculares se asocian directamente con la exposición excesiva a la radiación UV. A modo de ejemplo, se ha demostrado que la radiación UVB potencia la creación de pinguécula y pterigión, que son crecimientos anómalos de tejido en la superficie ocular que pueden llegar a causar problemas corneales, así como visión borrosa y distorsionada. En dosis altas a corto plazo, la radiación UVB también puede causar queratitis actínica, una inflamación dolorosa de la córnea también denominada “Ceguera de la nieve” es el término común para queratitis actínica severa, lo que causa la pérdida temporal de la visión.

El riesgo de queratitis es mayor en altitudes elevadas, pero puede ocurrir en cualquier parte, sobre todo en las playas, si no se protegen los ojos con gafas de sol de calidad con los correspondientes filtros de protección UV.

Factores de riesgo en el exterior

Cualquier persona que pasa tiempo al aire libre está en riesgo de tener problemas oculares debidos a la incidencia de la radiación UV. Los riesgos de estos daños dependen de varios factores, incluyendo:

  • Ubicación geográfica. Los niveles de UV son mayores en las zonas tropicales cerca del ecuador terrestre. Cuanto más lejos esté del ecuador, menor será el riesgo.
  • Altitud. los niveles de UV son mayores en las zonas altas.
  • Hora del día. los niveles de UV y HEV son mayores cuando el sol está más alto en el cielo, por lo general entre 11 y 15 horas.
  • Localización. los niveles de UV y HEV son mayores en espacios abiertos, especialmente cuando las superficies altamente reflectantes están presentes, como la nieve y la arena.
  • Los medicamentos. Ciertos medicamentos, como la tetraciclina, sulfonamidas, píldoras anticonceptivas, diuréticos y tranquilizantes pueden aumentar la sensibilidad a la radiación UV y HEV.

Sorprendentemente, la nubosidad no afecta significativamente los niveles de UV. Su riesgo de exposición a rayos UV puede ser bastante alto, incluso en días nublados o con neblina. Esto se debe a la radiación UV es invisible, no la luz visible, y puede penetrar las nubes.

El presidente del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, Juan Carlos Martínez Moral, advierte de la importancia de la visita periódica al óptico-optometrista y sobre todo de la prevención con gafas de sol de calidad. “Incluso si no tomamos ningún medicamento y tenemos los ojos oscuros, aún debemos tomar medidas para proteger nuestra salud ocular y visual. Afortunadamente, aunque nunca hay una garantía del 100 por ciento de tener algún problema ocular, la protección es bastante fácil. Lo primero es pasar por un examen completo para descartar cualquier anomalía ocular y dejarse aconsejar por el óptico-optometrista en materia de utilización de productos de protección solar, asegurándonos de usar siempre gafas de sol de calidad que bloqueen el 100% de la radiación UV, sin olvidarnos de usar gafas de sol también en días nublados”, subrayó.

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