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Estudiar todas las situaciones que rodean al paciente en cada momento y hacer un buen uso de sus datos sociales son algunas de las conclusiones de esta XI Jornada, organizada por Adavir.
El Grupo de Residencias para mayores Adavir ha organizado en colaboración con la Fundación AISGE, la XI Jornada formativa sobre el diagnóstico social y su importancia en el proceso de atención a pacientes.
El encuentro ha contado con la aportación de aspectos teóricos y prácticos de los trabajadores sociales de diferentes organismos. El objetivo ha sido profundizar sobre el valor de realizar un buen diagnóstico social evolutivo en función de las diferentes situaciones y necesidades que vaya presentando el usuario, y la labor fundamental del trabajador social en este proceso.
La Jornada ha estado moderada por Iván Arpa, Trabajador Social de la Fundación AISGE. La primera parte ha contado con la presencia de la Dª Silvia Patricia Cury, Doctora en Trabajo Social y Profesora de la Universidad Internacional de la Rioja, quien se ha centrado en la evolución del concepto de diagnóstico, su desarrollo jurídico e instrumentos.
La Dra. Cury ha repasado la evolución del concepto por diferentes autores como marco introductorio, resaltando la idea de que “el diagnóstico social es un examen crítico emitido por el trabajador social sobre la situación personal del usuario, en relación con el entorno físico y cultural de la persona, así como con las instituciones sociales de su comunidad […] El diagnóstico social debe contemplar no sólo las dificultades sino también las fortalezas y oportunidades”, ha añadido la Dª Cury sobre la definición del concepto. Posteriormente profundizó en el desarrollo jurídico del diagnóstico social; así como en el principal sistema de recogida de información en los Servicios Sociales (SIUSS). Por último los asistentes se nutrieron de una experiencia notable realizada en residencias de mayores de la Agencia Madrileña de Atención Social de Comunidad de Madrid (AMAS) con un exhaustivo trabajo de campo en que se llevó a cabo el diseño de un instrumento (IDIS.1) que permite sistematizar el conocimiento de los trabajadores sociales, así como unificar la terminología empleada para la formulación de los diagnósticos.
El segundo ponente, D. Alberto Ramos, Trabajador Social de la Agencia Madrileña de Atención Social, ahondó en los aspectos prácticos del estudio anterior, recalcando que “Los diagnósticos sociales en residencias deben ser multidimensionales y estar categorizados en lenguaje común”. Durante la jornada insistió en que no hay que quedarse en lo básico sino analizar la situación tanto familiar como social y económica del residente. Además, ha aportado su experiencia trabajando en residencias y la labor que desempeña también como defensor de los derechos de los usuarios. “El estado de ánimo es lo que más me cuesta diagnosticar. La mayoría de los residentes esconden sus sentimientos”, ha compartido con los demás profesionales.
Para finalizar la Jefa de atención al paciente del Hospital de la Princesa y también trabajadora social. La Dª Mercedes Santamaría Pastor se ha centrado en cómo deben gestionarse los datos sociales del paciente, su responsabilidad y seguridad. “La confidencialidad de los datos es una obligación del trabajador”, puntualizó Santamaría. A esto ha añadido la importancia de explicar siempre al paciente la finalidad del uso de sus datos: “Hay que explicarle qué datos necesito, qué se va a hacer con ellos y lo que va a suponer en su calidad de vida”. El principio de autonomía ha sido otro de los puntos importantes que ha tratado esta profesional, afirmando que el paciente es siempre quien tiene que decidir el acceso a sus datos sociales en el caso de ser competente.
Es importante resaltar el debate final entorno al hecho de que el diagnóstico social, como ocurre en el diagnóstico médico, debe ser provisional, evolutivo y tiene que modificarse en función de la situación que atraviese en cada momento el paciente.
Esta XI Jornada ha servido, una vez más, para dar voz a la figura de trabajador social y en concreto a la relevancia de realizar un correcto diagnóstico social en cada momento, ya que esta valoración es clave en el proceso de ayuda al usuario.