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La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología advierte que, a partir de los 70 años, la diabetes se desencadena de manera silenciosa. La valoración geriátrica integral es básica para detectarla a tiempo.
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) advierte que el cincuenta por ciento de los ancianos con diabetes no está diagnosticado. Es precisamente en las personas de mayor edad en donde la diabetes presenta unas manifestaciones atípicas que dificultan su diagnóstico. La SEGG, con motivo del Día Mundial de la Salud, que se celebra el 7 de abril y está dedicado a la diabetes, aclara que la valoración geriátrica integral es indispensable para evitar que la enfermedad puede pasar desapercibida.
La diabetes es una enfermedad grave que se presenta cuando los niveles de glucosa en la sangre son muy altos. La diabetes puede causar problemas de salud de alto riesgo (hipoglucemias, problemas cardiovasculares, patologías oculares, daños en el riñón, etcétera) que se agravan en las personas mayores. De hecho, según explica el Dr. José Antonio López Trigo, presidente de la SEGG, “la diabetes es una enfermedad que aumenta con la edad y el 40 por ciento de los diagnosticados de diabetes son mayores de 65 años”. Se espera que los afectados por esta dolencia se incrementen sobremanera en los próximos años debido a la proliferación de algunos hábitos de vida poco saludables como el sedentarismo o a patologías como la obesidad, informa la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG).
Personas mayores que no saben que son diabéticos
A pesar de la prevalencia creciente de la diabetes, es bueno saber que los altos niveles de glucosa en sangre pueden ser controlados para ayudar a contrarrestar la enfermedad y prevenir o retrasar la aparición de problemas en el futuro. Pero este control no sucede en todos los casos, ya que “en la actualidad la mitad de los ancianos diabéticos desconocen que lo son, por lo cual no están tratando su enfermedad, y esto aumenta el riesgo de deterioro funcional”, según explica el Dr. López Trigo. “Muchos de estos ancianos sin diagnosticar están sufriendo problemas de salud que achacan a los años. Esto puede ser debido a enfermedades que no estén bien tratadas, entre ellas, la diabetes, que además presenta el problema añadido de ser, en muchas ocasiones, silente en sus manifestaciones” aclara el presidente de la SEGG.
Además, al deterioro funcional que sufren los mayores con diabetes se suma un cierto grado de deterioro cognitivo debido a la neurotoxicidad causada por la hiperglucemia, la hipoglucemia, la insulina o por los productos glicosilados, lo que complica aún más si cabe el problema.
Peculiaridades del anciano diabético
El paciente anciano tiene unas características particulares que hacen que controle peor su enfermedad, ya que el deterioro funcional y el cognitivo empeoran sustancialmente su calidad de vida y ello tiene una repercusión directa y negativa en la evolución de la diabetes. Algunos pacientes ancianos con deterioro cognitivo pueden no entender bien las bases del tratamiento y no saber qué hacer ante la aparición de una complicación, por ejemplo, una hipoglucemia. Asimismo, tienen, además, más riesgo de errores en la medicación (por ejemplo, pueden administrarse un exceso de insulina).
Un mal control de la enfermedad puede llevar a la aparición de complicaciones microvasculares (retinopatía, neuropatía y nefropatía) y macrovasculares (circulación vascular periférica, arterosclerosis en deterioro carotídeo o coronaria).
Otras circunstancias que pueden dificultar el manejo de la diabetes en el paciente mayor pueden ser el empeoramiento de la agudeza visual, la depresión, los problemas sociales o la limitación del acceso a comidas equilibradas.
Además, los pacientes diabéticos usan el doble de recursos tanto hospitalarios como extrahospitalarios que los pacientes no diabéticos. Los pacientes de más de 75 años presentan mayores tasas de mortalidad que los pacientes del mismo grupo sin diabetes.
Recomendaciones de la SEGG para el mayor diabético
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), recomienda las siguientes actuaciones en cuanto al tratamiento, control y seguimiento del paciente mayor diabético: