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Un artículo de Miguel Ángel Herrera Úbeda, Presidente de la Asociación Española de Hostelería Hospitalaria.
La pandemia del Covid-19 está suponiendo un impacto impresionante en el sector sociosanitario. Nos encontramos ante una situación desconocida y de insospechadas dimensiones y no hay más remedio que ir modificando los protocolos de trabajo para adaptarnos a una realidad que varía día a día.
Por fortuna, el personal al servicio de las instituciones sociosanitarias lleva dando el do de pecho desde el comienzo de estas crisis. A su vez, es esencial garantizar el suministro de materiales y productos que, de momento, no parece que vaya a representar un problema. Esperemos contar con suficientes alimentos y otros suministros imprescindibles como equipos y productos de limpieza y desinfección, textiles y ropa de trabajo, vajilla, contenedores de residuos, etc y, por supuesto, los equipos y suministros médicos imprescindibles para prestar adecuadamente la asistencia sanitaria.
Creo que todos los proveedores están haciendo también un gran esfuerzo para conseguir abastecer a todos los centros, aun cuando el consumo se haya disparado en ciertos artículos. Y de igual manera las empresas de servicios. No podemos permitirnos el lujo de dejar de prestarlos, en estas circunstancias, por falta de recursos. Y, además, tampoco es fácil calcular el tiempo que esta situación va a durar.
Como servicios de apoyo, los Servicios Generales están diseñados para colaborar con las unidades asistenciales, de cara a proporcionar todo aquello que éstas necesiten. En este momento no se debe discutir sobre temas irrelevantes, sino buscar soluciones y soluciones rápidas. La delicada situación de muchos pacientes lo demanda. Cuanto más dure la situación, el cansancio y el nerviosismo serán mayores. Por eso, debe imperar el sentido común y el esfuerzo de colaboración, que viene siendo habitual entre nuestros servicios.
Hasta la fecha, los servicios vienen prestándose a satisfacción, adaptándose a las necesidades cambiantes de los centros. Es cierto que los hospitales cuentan con más recursos, tanto de personal como técnicos, que las residencias de personas mayores, donde, además, nos estamos encontrando a la población más vulnerable.
Por eso, debemos también ayudarles desde los centros hospitalarios en la medida de lo posible. Y eso se está haciendo porque el personal sanitario se está desplazando a estos centros.
El soporte psicológico tiene también un papel primordial para ayudar tanto a los propios pacientes como a sus familiares, que están encontrándose con que ni siquiera pueden dar el último adiós a sus seres queridos. Y eso es tremendamente duro.
Esta crisis seguramente implique que en el futuro haya que replantearse algunas cosas, en cuanto a los recursos necesarios para su funcionamiento, en el sector de las residencias. En cualquier caso, tendremos que sacar muchas conclusiones para tratar de que un episodio de esta naturaleza no nos pille de nuevo desprotegidos.
No podemos tampoco olvidar que hay trabajadores que se han contagiado y que muchos otros se pueden contagiar. Por tanto, la protección de los mismos es fundamental. No debemos arriesgarnos innecesariamente, puesto que se necesita contar con las plantillas al completo y, por ello, tenemos que estar debidamente equipados con los equipos de protección individual que sea necesario utilizar en función de los riesgos que las distintas tareas pueden implicar.
Es absolutamente necesario que los fabricantes pongan el máximo esfuerzo para equipar a todos los centros con todos los materiales y equipos que hagan falta para minimizar el peligro. Dotar de los recursos necesarios debe ser el primer objetivo de las autoridades sanitarias.
Por último me gustaría agradecer como merece el esfuerzo de todas las personas que están al pie del cañón, dejándose la piel en esta situación que nos está tocando vivir. A los médicos, enfermer@as, auxiliares de enfermería, celadores, técnic@s de laboratorio, de rayos, psicólog@s, asistentes sociales, administrativ@s y, por supuesto, a todos los que trabajan en los servicios hosteleros, animarles a que sigan trabajando como lo están haciendo hasta ahora, codo con codo y también pedirles que se cuiden y se protejan adecuadamente.
Esto va a ser largo y va a conllevar un gran desgaste. Tenemos que afrontar esta crisis en plenitud de fuerzas.
También un agradecimiento especial a todas las empresas proveedoras del sector, cuyos trabajadores están también implicados en esta crisis sanitaria, bien directamente como prestadores de los servicios o bien como suministradores de productos.
Es en estas situaciones especiales, que exigen un gran trabajo y la total colaboración de todos, cuando damos lo mejor de nosotros mismos. España es un país muy solidario y la gente se vuelca ante desgracias de la magnitud de la que estamos viviendo y vamos a vivir. Actualmente estamos recibiendo donaciones de los productos más variados y de los orígenes más variopintos.
Ya hemos pasado por otros malos momentos en el pasado. Pero también tenemos que mantener la cabeza fría para tomar las decisiones más adecuadas en cada momento.
Conseguiremos frenar al coronavirus con el esfuerzo de todos los profesionales pero no va a ser sencillo. A todos, mucho ánimo y fortaleza.