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Licenciado en Medicina e Ingeniería Eléctrica, Nick Guldemond trabaja como profesor de Cuidados y Tecnología en el Instituto de Política y Gestión de la Salud de la Universidad Erasmus de Rotterdam. Es asesor de organizaciones internacionales como el Observatorio de eSalud de la OMS y en diversos programas de la Unión Europea como Horizon 2020, así como en una innovadora iniciativa de dispositivos médicos de los Países Bajos.
En esta entrevista, Guldemond, que participa en el II Congreso de Envejecimiento y Dependencia, habla sobre las necesidades de las personas mayores y sobre cómo se les debe apoyar para que se puedan valer por sí mismas. Además, aporta su criterio sobre cuáles son los retos para las diferentes sociedades en el avance de la autonomía personal.
Sintetizando brevemente su ponencia, ¿cuáles son los factores clave que usted destacaría en la promoción de la autonomía en el ámbito internacional?
La autonomía personal es un proceso de perspectivas diferentes, como la visión individual o la sociosanitaria, pero todas están relacionadas entre sí. De este modo, si se quiere tener un enfoque para apoyar y empoderar a las personas, es importante considerar estos tres aspectos de la autonomía y el envejecimiento: el individuo, las redes sociales y la comunidad.
El envejecimiento de manera saludable es lo más importante y la sociedad debe actuar como un entorno perfecto para ayudar a las personas a mantenerse activas, tanto social como físicamente. Mi ponencia se va a centrar en qué hacer desde dentro de la sociedad para ser más eficiente y eficaz en lo relativo a la autonomía personal.
Desde su punto de vista, ¿cuál sería el escenario ideal para la autonomía personal en las personas mayores? ¿Qué características o aspectos tendría esta situación?
Para llegar a un escenario perfecto para la autonomía personal creo que es importante rediseñar el concepto de comunidad de una manera más eficiente. La sociedad debe pensar cómo podemos apoyar a estas personas mayores en la comunidad para satisfacer sus necesidades.
Existen diferentes formas de colaboración que incluyen al municipio y a los cuidadores, por lo que es necesario crear conjuntamente una comunidad mejor y lograr que las personas sean activas y autónomas. En este sentido, la combinación de servicios (médicos, sociales, etc.) solo puede funcionar si existe un sistema eficiente y dinámico que aumente la colaboración entre profesionales.
Por otro lado, el aspecto clave para esta situación sería la existencia de entornos físicos y amigables que respalden a personas mayores junto con, por ejemplo, redes que garanticen la autonomía en el turismo. Además, es necesaria una tecnología apropiada que aporte soluciones para sostener el envejecimiento y que sirva para planear y organizar la forma de actuar y la integración de servicios en nuestras vidas, enfocándose a las necesidades de las personas.
¿Cuáles son los principales retos de futuro que más le preocupan en materia de autonomía personal?
Lo que vemos es que la comunicación entre los profesionales que cuidan y ayudan a las personas mayores no es tan buena y la colaboración no es efectiva, por lo que la calidad del servicio acabará siendo baja y no se anticiparán a las necesidades de las personas. Se trata de un punto importante que explica por qué hay un fallo en la organización profesional en el apoyo de las personas mayores que desean ser autónomas.
Pero también es importante decir que aquellos que quieran apoyar y ayudar a las personas mayores de una manera más informal (no profesionalizada) tienen que planificar y organizar su atención. Una buena comunicación es la clave para combinar las responsabilidades informales y profesionales, así que debemos acogernos a las regulaciones vigentes.
Como miembro de la EIP AHA y coordinador del grupo experto en programas de eSalud, desde el punto de vista internacional, ¿qué destacaría de España en el ámbito de la autonomía de las personas mayores?
Creo que si se hace una comparación entre culturas o países, se puede ver que en los países nórdicos la autonomía se ha traducido por lo general en una especie de atención institucional, por lo que la atención a los niños y mayores se profesionaliza mediante centros y escuelas infantiles. Por el contrario, en los países del sur, el cuidado y la atención son más familiares.
Desde la perspectiva social, los países nórdicos tienen mayores problemas con el establecimiento de nuevos apoyos sociales para ayudar a esta parte de la población. Sin embargo, echando un vistazo a los países del sur, nos damos cuenta de que hay infraestructuras y sistemas pensados para cuidar y apoyar a las personas mayores, pero también es parte de la cultura cuidar de la gente desde la perspectiva familiar, comunitaria o religiosa.
Debido a esto, desde mi punto de vista, España debe replantearse la manera de apoyar la autonomía de las personas mayores haciendo uso de las redes existentes con nuevos enfoques y tecnologías, porque la autogestión y la autonomía son una necesidad. Pero también es cierto que España es un país grande donde existen diferencias entre la ciudad y el área rural, y estos entornos diferentes suponen un desafío a tratar.
¿Cómo influyen las caídas en la calidad de la autonomía personal? ¿Qué evidencias científicas ofrecen los estudios existentes a este respecto?
Si nos centramos en lo que es importante para las personas que han sufrido una caída, nos encontramos con puntos en común en lo que respecta a la autonomía personal y la calidad de vida como, por ejemplo, la interacción social o la buena comunicación.
Desde la perspectiva del hogar existe un ingrediente básico en el envejecimiento activo y saludable: las personas tienen que ser activas, pero siempre respetando sus problemas de movilidad o limitación.
Es importante añadir que para evitar que las personas se vean aisladas, debemos analizar su alimentación, ya que actividades como los talleres de cocina, aparte de ser iniciativas sociales, también mantienen su salud. Sabemos por los estudios que cuando las personas mayores se aíslan, aspectos como la alimentación son puntos de atención en los que se puede anticipar y hacer una intervención temprana.
¿Existen diferencias importantes entre países en la promoción de la autonomía personal? ¿Qué país podría ser un ejemplo a seguir y por qué?
Hay diferencias entre países, pero también hay buenas prácticas en sistemas de seguimiento y vigilancia, y en España hay ejemplos realmente interesantes, como en Cataluña o Andalucía, del mismo modo que hay otros en Francia. Es importante aprender de cada uno.